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                                                  La información recogida durante esas primeras se- manas de los registros públicos de ensayos clínicos (Registro Español de Estudios Clínicos \\\\\\\[REEC\\\\\\\], EU Cli- nical Trials Register y ClinicalTrials.gov) muestra que estos primeros estudios fueron principalmente de pro- moción no comercial (sociedades científicas, centros sanitarios, investigadores individuales, etc.) y de repo- sicionamiento terapéutico, buscando la evidencia de eficacia dentro del arsenal terapéutico ya disponible. Los EC de promoción comercial y la investigación clí- nica con nuevas moléculas y con vacunas se iniciaron algo más tarde. La bienintencionada voluntad de encontrar eviden- cias de eficacia terapéutica de forma rápida a menudo se tradujo en estudios de baja calidad y poca potencia estadística, delegándose frecuentemente el trabajo de revisión y la mejora metodológica a unos desbordados comités éticos y agencias reguladoras, encargados de la evaluación de estos estudios en unos plazos de tiem- po muy inferiores a los habituales. Tal como indican Dal-Ré y Mahillo-Fernández2, en una revisión de 159 EC, no patrocinados por la industria farmacéutica, que se llevaron a cabo en diferentes paí- ses europeos occidentales durante un periodo de 1 año (desde mayo de 2020 hasta mayo de 2021), un 44% de los EC mostraban algún criterio de baja calidad me- todológica, como diseño con un solo grupo de trata- miento, reclutamiento previsto inferior a 50 participan- tes por grupo de tratamiento y no inclusión de grupo comparador con tratamiento estándar. Por otro lado, es interesante destacar el editorial es- crito por London y Kimmelman3 en el que con el co- mentario «Crises are no excuse for lowering scientific standards» critican el argumento propuesto por al- gunos investigadores de que en situaciones de cri- sis no siempre es factible ni ética la ejecución de EC controlados y bien diseñados. Esta premisa genera la percepción de que el rigor científico puede obviarse y de que deben hacerse excepciones en los estánda- res de calidad cuando hay situaciones de emergen- cia sanitaria. Sin embargo, la realización de ensayos con insuficiente tamaño de muestra, la realización de múltiples estudios con idéntica hipótesis, la ausencia de grupos control y de enmascaramiento, y el uso de variables subrogadas repercuten, todos ellos, en una especial Investigación clínica en tiempos de pandemia disminución de la calidad de la evidencia generada, con las consiguientes consecuencias, ya menciona- das, en forma de publicaciones preprint y artículos retractados. En su artículo, London y Kimmelman, ambos autores expertos en bioética, proponen cinco condiciones que debe cumplir la investigación clínica bajo urgencia sanitaria para que tenga un valor tanto generador de información como de relevancia social. La primera condición es la relevancia en el plantea- miento. El diseño de múltiples EC con el mismo fár- maco, como ha sido el caso de los EC con hidroxiclo- roquina, genera una pérdida de recursos en hipótesis clínicas repetitivas y dispersa el reclutamiento de pa- cientes. En definitiva, es un derroche de recursos ge- neradores de conocimiento biomédico, que, de for- ma coordinada y centralizada en su justa importancia, generaría evidencia relevante, de calidad y con apli- cabilidad clínica. Esta situación ha sido manifestada en nuestro medio por algunos Comités de Ética de la Investigación con medicamentos (CEIm), tal como in- dican Muñoz de Nova et al.4, señalando una percep- ción de solapamiento en los protocolos evaluados por el CEIm con la potencial pérdida de solidez en sus re- sultados (hasta 26 EC con cloroquina y sus derivados). En este sentido, también se manifiesta un artículo de opinión firmado por diferentes comités españoles, en el que se señalaba la poca o nula coordinación entre centros investigadores, que se tradujo en un gran nú- mero de estudios pequeños de un solo centro, con insuficiente potencia estadística para alcanzar resul- tados concluyentes y en una gran redundancia de es- tudios5. En segundo lugar, London y Kimmelman des- tacan la importancia de mantener la rigurosidad en el diseño, que permita obtener resultados concluyentes, tanto positivos como negativos. Así, asociado a esta cualidad, los autores destacan un tercer aspecto, que recae en la integridad analítica, de forma que los ob- jetivos y variables queden claramente especificados en el protocolo inicial sin cambios en el momento del análisis de resultados. Hay que destacar que el actual registro prospectivo de EC en bases de datos públi- cas permite garantizar, al menos en parte, el cumpli- miento de este requisito. Como cuarta condición, es esencial la comunicación de resultados de forma rápi- da, completa y consistente con el protocolo aprobado.  el farmacéutico hospitales n.o 222 15 


































































































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